El Zoo de Quito alberga a más de 600 animales silvestres, que requieren de significativos esfuerzos humanos, técnicos y económicos para su bienestar. La falta de recursos ocasionada por la pandemia y la llegada permanente de nuevas especies rescatadas ha motivado a la institución a emprender la campaña de apadrinamiento denominada “Zoolidarízate”, con la que se busca conseguir donaciones económicas y materiales para sostener las tareas cotidianas del equipo conformado por veinte veterinarias, veterinarios, biólogos y zoocuidadores.
Inicialmente, la actividad se centrará en visibilizar el caso de nueve animales que necesitan el apoyo urgente de la ciudadanía, como el oso andino, jaguar, mono araña, mono saki, tapir, caimán, águila morena y tamandúa. Para apadrinar simbólicamente a una de estas especies, las personas interesadas deben registrarse en el siguiente enlace para revisar condiciones y beneficios
El apadrinamiento requiere que el benefactor contribuya de manera sostenida por, al menos, un año, con aportes mensuales de tres valores recomendados: $10, $20 o $30. No obstante, si el donante quiere establecer su propio valor de ayuda, también lo podrá hacer. A cambio, los participantes recibirán retratos impresos de los animales apadrinados, diplomas, visitas personalizadas, entre otros beneficios según su aportación.
Los valores recaudados se utilizarán para el beneficio de las especies indicadas y para el resto de fauna silvestre que permanece en el Zoo.
Especies que buscan padrinos
- Osos andinos: los dos osos que viven en el Zoo necesitan suplementos para el tratamiento paliativo de la degeneración o desgaste articular que presentan en sus huesos. Este tratamiento es por tiempo indefinido y requiere de estudios radiológicos para el monitoreo constante de su condición. Además, la supervisión médica a ambos exige mediciones periódicas de los niveles de azúcar en sangre y del estado de sus órganos, por lo que el equipo médico necesita los insumos médicos para sus chequeos.
- Jaguar: este felino también afronta un proceso degenerativo de sus articulaciones y necesita suplementos para el resto de su vida y requiere de estudios radiológicos para el monitoreo constante de su condición. Igualmente, para el buen funcionamiento de su tracto gastrointestinal se le debe proveer de Phsyllum, una fibra natural.
- Mono araña: para la elaboración de la dieta de este animal se necesitan ingredientes adicionales a los insumos que se ocupan rutinariamente en el área de nutrición, así como suplementos y objetos para su enriquecimiento y condicionamiento operante.
- Mono saki: esta es una hembra que también viene desde el bioparque Yanacocha, y desde hace 4 meses se ha deteriorado notablemente su estado de salud, por lo que requiere un diagnóstico urgente. Ha bajado de peso considerablemente y presenta cataratas en ambos ojos. Su traslado hasta el Zoo de Quito es necesario para determinar la afección que sufre, buscar estabilizarlo completamente e identificar el tratamiento al que debe someterse.
- Tapir: este animal presenta un problema degenerativo en ambos ojos, lo cual requiere medicación diaria y el chequeo mensual de una veterinaria externa especialista en oftalmología. Además, requiere de estudios radiológicos periódicos para la evaluación de la integridad de sus articulaciones, ya que es un animal geronte.
- Caimán: en el caso de este animal, reproducir las condiciones que encuentra en entorno natural requiere de que se le pueda ofrecer humedad, espacio, radiación y gradientes de temperatura específicos. Para cumplir con estos parámetros y asegurar su bienestar, el Zoo adquiere frecuentemente bombillas que irradian calor y rayos UVb. Estos insumos son costosos y difíciles de conseguir, pero son indispensables para ofrecerle las mejores condiciones en cautividad.
- Águila monera: esta ave presenta un trastorno hepático severo. Su tratamiento requiere de varios medicamentos costosos y la duración del mismo está proyectado para varios meses. Asimismo, se debe monitorear quincenalmente sus analitos sanguíneos, para así saber si la evolución es favorable o si debemos modificar la terapia, y requiere de revisiones con el especialista en ecografía, así como radiografías de control.
- Tamandúa: este animal requiere de un alimento peletizado, específico para animales insectívoros, que complementa a la dieta que le ofrecemos diariamente. Este pellet se adquiere en Estados Unidos. También necesita la suplementación diaria con vitaminas y aminoácidos esenciales que, de igual manera, solo se pueden conseguir por importación.
Cuidar, proteger y conservar la vida de las especies –eje fundamental del Zoológico de Quitoimplica un trabajo riguroso que requiere del apoyo ciudadano.
La historia de “Supay”, mono araña nacido de padres rescatados de un circo
A finales de noviembre del 2020, la clínica del Zoo recibió a un mono araña juvenil, que vivía en el bioparque Yanacocha, ubicado en Puyo, provincia de Pastaza. Su llegada obedeció a un traslado programado entre ambos centros de rescate de fauna silvestre, para trabajar en la atención médica y supervisión de comportamiento de esta especie.
Este animal, al que se le identifica como “Supay” para su manejo, nació lejos de los bosques, bajo cuidado humano en Yanacocha, donde sus padres llegaron después de ser rescatados de un circo. El mono araña tiene un comportamiento social de fusión-fisión, lo cual significa que este animal en edad juvenil forma su propia tropa, independientes de la tropa de la que forma parte con sus padres, y puede seguir formando más tropas, que se separan y unen dinámicamente. Sin embargo, esto es óptimo para monos en vida libre, y en el caso del individuo que llegó hasta el Zoo, él no podía experimentar esa relación social normal en cautiverio y existía el riesgo de que entre en conflicto con su padre y de que se reproduzca con su madre.
Por esa razón era necesario el traslado de “Supay” a otro espacio donde empiece una nueva fase de desarrollo. Por ahora, este mono, que no presentó ninguna alteración de salud con los exámenes a los que se le sometió, se encuentra en la zona de cuarentenas de la clínica del Zoo, donde diariamente cumple actividades de enriquecimiento ambiental y condicionamiento operante, con el fin de que mantenga un comportamiento normal, según su especie, y que su estancia en este centro de rescate esté basada en estados continuos de Bienestar Animal. Además, se garantizan dietas balanceadas para el animal, cubriendo con sus requerimientos nutricionales de proteína animal, frutas, vegetales y legumbres.
El arribo de este individuo es un caso representativo de gran parte de especies que llegan al Zoológico de Quito. Pese a haber llegado como resultado de la coordinación entre dos instituciones, a diferencia de otros que llegan rescatados en situaciones de vulnerabilidad, mascotización o tráfico ilegal, su procedencia no influye en el trabajo que se le va a aplicar en el departamento de Bienestar Animal del Zoo, ya que todos reciben una atención similar, con el fin de generarles condiciones óptimas para su comodidad y salud, en varios casos para ser liberados en un futuro, o en otros, para que se mantengan con buena salud y comportamientos normales, aunque vivan fuera de su hábitat.