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En Ecuador, más de mil duelos se silencian al año: la PUCE impulsa una atención hospitalaria más humana

En 2024, Ecuador registró 1.289 defunciones fetales, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). Estas pérdidas, no se visibilizan, ni se reconocen públicamente como luto. Mientras madres y padres enfrentan un dolor profundo, el acompañamiento en los centros de salud no siempre es el más humano ni empático. Frente a esta realidad, la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) presenta los resultados de una investigación que busca transformar la atención para las familias que atraviesan la pérdida de un bebé.

Este estudio, liderado por la docente e investigadora María Teresa Benavides Borja, evidencia la urgente necesidad de humanizar la atención hospitalaria y ofrecer un acompañamiento emocional digno y respetuoso. La investigación, titulada “Percepción de los padres en cuanto a efectos psicológicos en el proceso del duelo y estrategias de afrontamiento”, fue presentada en el VI Congreso Internacional de Enfermería en Cuidado Humano y se realizó en instituciones gineco-obstétricas públicas del sur de Quito entre 2021 y 2022.

Los hallazgos revelan que, en muchas ocasiones, la atención hospitalaria se centra exclusivamente en procedimientos técnicos, dejando de lado la importancia del acompañamiento humano. Esta práctica, conocida como deshumanización del trato, implica reducir la pérdida de un recién nacido a un trámite administrativo. Esta negación institucional y social impide que las madres puedan transitar su duelo de manera adecuada, profundizando su sufrimiento y aislamiento.

Además, en el estudio los padres comentan que experimentan emociones intensas como tristeza profunda, impotencia, miedo y culpa. También sufren ataques de ansiedad, acompañados por la sensación de tener un vientre y brazos vacíos. La falta de un apoyo emocional adecuado y un trato empático agrava aún más su dolor.

Gracias a estos hallazgos, algunos hospitales del sur de Quito han impulsado la creación de espacios como la “Sala Mariposa. Este lugar ofrece a los padres la oportunidad de despedirse de sus bebés de manera significativa, a través de rituales que facilitan un proceso de duelo más saludable.

María Teresa Benavides destaca que antes, “las madres eran ubicadas junto a otras que acababan de dar a luz, situación que resultaba tortuosa y dolorosa. La creación de la Sala Mariposa representa un cambio profundo y humano en la atención hospitalaria, permitiendo un espacio de despedida digno y respetuoso”.

Además, la investigadora propone que la capacitación del personal de salud incluya módulos específicos sobre acompañamiento emocional en el duelo perinatal. Esta formación, que debe abarcar a todos los profesionales del área busca preparar a los equipos para brindar primeros auxilios emocionales. Muchas veces, estos no requieren palabras complejas, sino una escucha activa, gestos de ternura y presencia solidaria.

Este trabajo busca inspirar un cambio profundo en la cultura hospitalaria, promoviendo una atención más digna, respetuosa y humanizada. “El dolor no se borra, pero se puede acompañar. El duelo no debe vivirse en soledad”, afirma María Teresa Benavides.

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