La vida de Iguiñaro (cóndor hallado con un perdigón incrustado en su pecho, en El Quinche) se encuentra fuera de peligro. A tres semanas de su rescate, esta ave emblemática continúa recuperándose en el Zoológico de Quito, bajo el cuidado del equipo veterinario de la institución. Su actual estado clínico y su evolución permite pensar en su pronta liberación.
A través de varios exámenes clínicos y una tomografía, los especialistas del zoológico determinaron que el perdigón ubicado en el cuerpo del espécimen no está afectando órganos vitales ni está provocando intoxicación por plomo, por lo que no representa peligro para su vida. Esto quiere decir que el cóndor no necesitará una cirugía.
Los estudios también determinaron que Iguiñaro es un cóndor de edad adulta, cuya edad exacta es difícil estimar, pero se presume que puede estar en un rango de 30 a 50 años. Su estado clínico en estos momentos es estable y es capaz de extender sus alas para levantar vuelo, sin presentar dolor. Ha recibido el alta clínica.
“La importancia de una liberación pronta radica en que el cuerpo todavía mantiene la memoria del estado de libertad. Mientras antes regrese al páramo, él podrá retomar sus vuelos y buscar comida por sí solo. El rescate de Iguiñaro impuso una serie de desafíos por los aspectos logísticos de la emergencia sanitaria y la incertidumbre del manejo de un paciente silvestre. El seguimiento fiel de protocolos veterinarios ha sido clave para continuar soñando con el retorno a libertad de esta ave” afirma Martín Bustamante, director del zoológico quiteño.
Rastreo satelital
En estos momentos el Zoológico de Quito y la Fundación Cóndor Andino, con el aval del Grupo Nacional de Trabajo del Cóndor, se encuentran preparando el protocolo para la liberación del ejemplar, en coordinación con las autoridades ambientales. Previo a este paso, la Fundación Cóndor Andino colocará al ave un rastreador satelital, donado por la Secretaría de Inclusión Social del Municipio de Quito, que permitirá monitorearlo para conocer detalles de su desplazamiento y ubicación. De esta forma, se podrá conocer su estado por medio del seguimiento en campo.
“Es de vital importancia liberar a Iguiñaro con marcas; si no hubiera un marcador satelital, lo mínimo que se necesitaría serían bandas alares para reconocerlo en el campo. El rastreador nos permitirá seguirle al cóndor, nos enseñará en dónde duerme, por dónde vuela, dónde se está alimentando. Ya que los cóndores son especies sociales nos mostrará en donde otros cóndores están realizando estas mismas actividades. Esperamos identificar su área de vida, si tiene pareja, si tiene algún nido, si es reproductivo todavía”, explica Sebastián Kohn, director de la Fundación Cóndor Andino.
La utilización de varios rastreadores en cóndores y su monitoreo permite conocer el estado real de esta especie y qué ocurre con la población de cóndores silvestres en Ecuador, datos indispensables para que las autoridades tomen decisiones de conservación apropiadas para salvar a esta ave de la extinción.
Pese a encontrarse en peligro crítico de extinción, los ataques contra cóndores continúan en el país. Lo ocurrido con Iguiñaro evidencia, una vez más, el constante peligro que enfrenta esta especie. La noticia de su próxima liberación genera satisfacción, pero también incertidumbre al saber que, en estado silvestre, este ejemplar seguirá expuesto a la caza, al envenenamiento y a la posibilidad de una nueva agresión.
En el marco del proyecto de Monitoreo e Investigación del Cóndor Andino, la Fundación Cóndor Andino y The Peregrine Fund han marcado 15 cóndores, de los cuáles 12 están con rastreadores satelitales. Al momento, se cuenta con una base de datos que ha permitido realizar un censo poblacional de cóndores en el país; al 2018, aproximadamente, calcularon 150 individuos. Entre los datos recabados por la investigación generada, se ha logrado determinar que el Distrito Metropolitano de Quito es el territorio más importante a nivel nacional para esta especie: aquí se congrega la mayor población y cantidad de sitios de anidamiento de cóndores.
Iguiñaro, visto por primera vez en 2016
Los cóndores andinos recorren libremente los páramos en busca de alimento y protección. Los sobrevuelan por kilómetros hasta llegar a un punto seguro. Para Iguiñaro, cóndor recientemente rescatado, los viajes también han formado parte de su aventura.
El biólogo Yann Potaufeu, de la Fundación Galo Plaza Lasso, ha recopilado imágenes y datos que determinan que Iguiñaro fue visto por primera vez, en 2016, en la comunidad de Zuleta (Imbabura), en compañía de una hembra. El investigador ha registrado tres avistamientos de este cóndor y su pareja, entre octubre y diciembre de ese mismo año, durante los cuales fotografió e identificó al cóndor.
El trabajo de foto-identificación e investigación que se realiza, desde hace cinco años, ha permitido conocer a los cóndores silvestres gracias a las marcas únicas que ellos tienen en sus rostros. De esta manera, es más fácil el seguimiento a cada individuo, tanto en vida libre o cuando enfrentan algún problema, como Iguiñaro. Este tipo de datos brindará más información conforme las observaciones se acumulen a lo largo del tiempo y se extiendan más allá del tiempo de vida de un cóndor.
Los cóndores son monógamos: escogen a una pareja para toda la vida. Cuando uno de los dos desaparece, existe la posibilidad de una nueva unión en etapas juveniles. Sin embargo, en su edad madura, estas aves anulan sus opciones para quedarse solos. Esto advierte sobre la fragilidad de esta especie y su necesidad de respeto y protección.
Iguiñaro también tiene una historia que, desde hace tres semanas, se vio truncada a consecuencia de la cacería. Hasta hace poco tiempo, recorría Los Andes acompañado de su pareja; hoy se desconoce si tras su liberación, deba retomar su vuelo en soledad.
Desde el 2013, el rescate y las liberaciones promueven la comprensión de la vida de los cóndores libres
· En junio del 2013, “Felipe” fue rescatado en Napo cerca de Cosanga y liberado en La Mica, en Antisanilla, después de estar en cautiverio por casi un mes, debido a su delicado estado de salud. Fue el primer cóndor liberado con rastreador satelital. Después de ocho meses, fue encontrado muerto con impactos de bala de grueso calibre en los páramos cercanos a la laguna de Salayambo, en Napo.
· En mayo de 2014, “Polito” fue el segundo cóndor liberado con rastreador. Llegó al Parque el Cóndor con una fractura en la cara.
· En el mismo año, “Quipo”, un cóndor juvenil de entre uno y dos años de edad, recobró su libertad después de haber sido rescatado cerca de Baeza.
· Paway fue rescatado en Tababela y fue liberado en Zuleta, con su respectivo transmisor y marcas en sus alas.
· En 2019, dos cóndores fueron encontrados con signos de envenenamiento. El juvenil fue liberado pocos días después. ‘Morro’, el mayor de estos dos, necesitó un proceso de rehabilitación más extenso. Previo a su liberación, fue marcado con un rastreador satelital y bandas alares para su monitoreo.
Desde que empezó el proceso de marcaje satelital de cóndores rescatados y liberados, se ha generado información crucial para gestionar acciones y políticas orientadas a conservar la especie en los páramos del Ecuador. El conocimiento sobre la especie ha crecido gracias al esfuerzo de la investigación, pero también se ha alcanzado a comprender que las amenazas son mayores que antes y que 150 cóndores es un número muy bajo que reclama acciones urgentes por la especie.