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Pacientes con antecedentes de ACV aumentarían 3 veces el riesgo de fallecer por Covid 19

En Ecuador, los casos de COVID-19 han superado los 58,000 pacientes contagiados y más de 4,500 fallecimientos. Este panorama demuestra que el virus continúa en alza y la propagación no se detiene.

Si bien esta pandemia ha significado una amenaza para la población, existen determinadas personas comprendidas como grupos de riesgo, quienes son más vulnerables a los efectos de este virus. Sin embargo, es importante informar que, además existen ciertas enfermedades que debilitan el sistema inmunológico de los pacientes y por lo tanto, están expuestos a posibles contagios.

Los pacientes con antecedentes de accidentes cerebrovasculares (ACV) aumentarían 3 veces el riesgo de fallecer por COVID-19. El virus invade el cerebro, endotelio, corazón y altera la coagulación, por lo que tiene capacidad para producir el ACV, por esta razón debemos estar alertas. Una infección por SARS-CoV-2 puede presentarse junto con un ACV, sin tener síntomas respiratorios previos.

Un ACV sucede cuando el flujo de sangre se interrumpe por el bloqueo de un coágulo o trombo. Como consecuencia de esta obstrucción, parte del cerebro no recibe flujo y se priva de oxígeno. Por lo tanto, las células cerebrales afectadas no pueden funcionar y mueren en minutos, precisó el Dr. Luis Mario Piedra Bravo, Médico Neurólogo del Hospital José Carrasco Arteaga IESS Cuenca.

Según el último reporte del INEC (2019)1, en el Ecuador, el ACV se ubica en la tercera causa de muertes en el país con más de 4.500 defunciones de hombres y mujeres representando el 6.2% del total de muertes. Además, un estudio publicado por la Revista Ecuatoriana de Neurología indicó que durante los últimos 25 años la enfermedad cerebrovascular fue la primera causa de defunción; y desde entonces la mortalidad en Ecuador ha ido aumentando, al igual que la morbilidad, generando incapacidad en los supervivientes y una importante demanda de cuidados que deben ser solventados por familiares, instituciones públicas o privadas; lo que implica una gran carga.

La mortalidad hospitalaria a causa de esta enfermedad es aproximadamente del 10% y en estudios de seguimiento al año se ha encontrado una mortalidad del 20%

Cabe indicar que después de la edad de 55 años, el riesgo de accidente cerebrovascular se duplica, y dos terceras partes de todos los accidentes cerebrovasculares ocurren en personas mayores de 65 años.

Ente los principales factores de riesgos que podrían originar posibles fallecimientos y la aparición de secuelas a causa de esta enfermedad, son la falta de reconocimiento de los síntomas; el 90% de personas no sabe detectar los indicios de un ACV, la demora en llegar al hospital o a una unidad especializada y los retrasos en la toma de decisión del procedimiento a seguir. A lo anteriormente mencionado hay que sumarle que hoy, ante el distanciamiento social, el aislamiento preventivo y obligatorio y el temor al contagio del COVID-19, los pacientes no están asistiendo a tiempo para ser tratados.

El especialista Piedra Bravo recomienda que ante la aparición de los siguientes síntomas: la alteración para hablar (lenguaje poco entendible o imposibilidad de hablar), falta de fuerza en un lado del cuerpo (brazo y pierna); inicio súbito de dolor de cabeza sin causa aparente y la pérdida del equilibrio para caminar, los pacientes se dirijan, antes de las 4.5 horas, a un centro de salud. Esta es una enfermedad que debe ser tratada de inmediato y por los especialistas. Asimismo, no olvidarse de llevar puesta la mascarilla e implementos de protección necesarios para la prevenir el contagio del COVID-19.

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