El rol que cumple la nutrición durante el primer año de vida del bebé es fundamental para apoyar su correcto crecimiento y desarrollo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses de edad, debido a que es un alimento completo y contiene todos los nutrientes necesarios; sin embargo, existen otras alternativas y grupos de alimentos que se pueden introducir en la dieta de los bebés de manera gradual y paulatina.
De acuerdo con Laura Mora, asesora nutricional de Farmacias Económicas, “La introducción de nuevos alimentos después de los 6 meses supone un campo de entrenamiento para el desarrollo de la autonomía del bebé, pero este cambio debe ser progresivo, especialmente en las texturas de los alimentos. Podemos iniciar con papillas o con alimentos triturados y luego incorporar un alimento sólido pero en pequeños trozos. Después vienen los sabores, aquí podemos comenzar por los neutros o básicos, finalmente se debe incorporar sabores dulces y cítricos, pero siempre de una fuente natural”.
1. Sobre la importancia de la leche materna
- La lactancia materna es una de las formas más eficaces de asegurar la salud y la supervivencia del bebé en su primer año de vida, pues contiene todos los elementos y nutrientes necesarios para su óptimo desarrollo; además, protege al menor de infecciones, alergias e intolerancias alimentarias. De igual manera, explica Mora, el bebé que toma leche materna tiene menos probabilidades de desarrollar obesidad tanto en la infancia como en su época adulta.
- Si por motivos médicos se debe impedir la lactancia materna como la mejor o única opción, la lactancia artificial, a través de fórmulas, es una buena alternativa para alimentar al niño/a. Para introducir una leche de fórmula, señala la especialista de Farmacias Económicas, es importante conocer previamente diferentes aspectos y dar seguimiento con un pediatra ante reacciones como: intolerancia a la lactosa, gases constantes, reflujos o estreñimiento, a fin de seleccionar la fórmula más adecuada.
- Una vez seleccionada la leche de fórmula, la recomendación para bebés recién nacidos es de 75 ml por día por cada libra (453 gramos) de peso corporal; pero si el bebé tiene un peso saludable, es mejor poner en práctica la alimentación «a demanda» o en respuesta, que es por lo general cada 3 a 4 horas. “Aprender las señales de hambre del bebé ayudará tanto a la madre como al niño a reconocer sus necesidades individuales”, aclara Mora.
- Hacia el final del primer mes, el bebé debe tomar al menos 4 onzas (120 ml) por vez, cada 4 horas. Entre los 3 a 4 meses de edad, cuando el bebé pesa al menos 12 libras (5,5 kg), la mayoría de los niños alimentados con fórmula ya no necesitan alimentarse durante la noche.
- Si después de terminar un biberón sigue dando señales de hambre o quiere alimentarse con más frecuencia de lo que lo hace regularmente, esto podría significar que está listo para tomar más cantidad cada vez. “Intente aumentar el volumen a 1 onza (30 mL) por vez, hasta lograr que quede satisfecho”.
- A los 6 meses, el bebé consumirá de 6 a 8 onzas (180 a 240 ml) cada vez que se alimente, 4 o 5 veces en 24 horas; mientras que al año consumirá 8 onzas (240 ml) con una frecuencia de 2 veces en 24 horas.
2. Sobre la introducción de otros alimentos en esta etapa:
La incorporación de los nuevos alimentos se debe hacer de forma gradual y por separado, no se deben mezclar dos o más a la vez. Se puede ofrecer cantidades pequeñas e irlas aumentando a medida que el niño se acostumbre a su sabor y textura. Cada niño tendrá una experiencia y un ritmo diferente, que se deberá ir evaluando de manera personalizada. La nutricionista de Farmacias Económicas, explica a continuación algunos de los alimentos que pueden introducirse a partir de los 4 meses de edad:
- Frutas y verduras: entre los 4 y 6 meses, el bebé puede consumir frutas como la manzana, pera, plátano y papaya, además de verduras como calabacín y zanahoria. Entre los 6 a 8 meses ya puede comer todo tipo de verduras y frutas, a excepción de las cítricas.
- Cereales: a partir de los 6 o 7 meses de edad, se puede incorporar a la alimentación de los niños cereales como avena, maíz y arroz.
- Leguminosas y carnes: entre los 8 y 10 meses de edad, el bebé está listo para consumir todo tipo de frutas, verduras y cereales, es aquí cuando puede iniciar también el consumo de carnes como pollo o cordero, así como leguminosas tales como el frijol, haba, lenteja y garbanzo. Estos alimentos se deben administrar a manera de puré o en las papillas.
- Lácteos: al llegar a los 12 meses de edad, el bebé podrá iniciar con el consumo de leche entera de vaca y derivados lácteos como yogur y queso.
Según recomienda la nutricionista de Farmacias Económicas, una vez que el bebé comience a incorporar este tipo de alimentos en su nutrición se debe fijar una rutina diaria con horarios fijos, donde participe con el grupo familiar de las comidas principales que son el desayuno, almuerzo y cena. Además, se debe dar al bebé entre 5 a 6 comidas con un tiempo de descanso de una comida a otra de 3 horas. De esta forma, el bebé podrá adquirir la mayor cantidad de nutrientes que necesita en pequeñas porciones de alimentos al día, evitando forzarlo a realizar 3 comidas abundantes que pueden generar posteriores problemas gastrointestinales.
3. Sobre consejos para introducir los nuevos alimentos:
- Dar un alimento nuevo a la vez: de esta forma se podrá identificar si el bebé tiene alguna reacción alérgica o si el nuevo alimento le causa algún tipo de malestar.
- Probar un alimento diferente cada semana: este paso es importante ya que poco a poco el bebé se irá familiarizando con el sabor del nuevo alimento y lo podrá aceptar de forma positiva.
- No añadir sal ni azúcar: es mejor que el bebé logre conocer el sabor natural de los alimentos. “Si se acostumbra desde etapas tempranas a sabores intensamente dulces o salados lo seguirán buscando a lo largo de su vida y perjudicará su salud”, agrega la especialista de Farmacias Económicas.
- Permitir que juegue con la comida: es muy importante que los bebés utilicen sus cinco sentidos para que aprendan a disfrutar de la comida y conozcan todas las texturas, olores, sabores, colores y ruidos que se pueden hacer con los diferentes alimentos.
- La consistencia debe ser progresiva: se recomienda esto, sobre todo, para evitar que el bebé se ahogue y para ayudarlo a desarrollar su motricidad a nivel bucal. Se puede comenzar con papillas o puré, picado extrafino o machacado, pasando por un picado fino hasta llegar a un picado normal o trocitos.
4. Sobre cómo generar buenos hábitos de alimentación en el bebé:
- Ambiente alimentario positivo: la asesora nutricional de Farmacias Económicas recomienda que las comidas se realicen en un ambiente de tranquilidad, sin ninguna prisa, en un lugar sin distractores como la televisión o ruidos en general, esto ayudará a estimular el apetito.
- Buen ejemplo: el bebé imita y observa mucho, es por eso que la familia debe practicar buenos hábitos alimenticios para que los más pequeños los puedan replicar con facilidad.
- Exposición de alimentos nuevos: en varios casos el bebé se resiste a los alimentos nuevos, o los prueba en muy pequeñas cantidades. Es importante que los padres expongan de manera reiterada estos alimentos para aumentar las probabilidades de aceptación.
- Respetar el poco apetito: el apetito del bebé puede ser variable, por ello se debe respetar cuando el niño tiene pocas ganas de comer y tener en cuenta que las siguientes comidas compensarán la escasa ingesta de ese momento.
- Respetar los horarios uniformes: es importante ser constantes con los horarios, de lo contrario se altera el ritmo del apetito y de las digestiones.
- Nunca obligarlo a comer: la comida debe ser un acto afectivo positivo, por ello la insistencia debe ser momentánea y si el niño no quiere más se debe dar por terminada la comida junto a un gesto de aprecio como un abrazo o un beso.