Si aún no estás motivado para levantarte del sofá o de esa silla, tu salud y bienestar pueden depender de ello. Un artículo reciente publicado en la revista Future Science (Ciencia del futuro) indica que el estilo de vida sedentario en el trabajo y en el hogar es un factor que contribuye al desarrollo de la obesidad sarcopénica, un síndrome relacionado con la edad.
La obesidad sarcopénica es una afección que se caracteriza por un aumento de la masa grasa y una reducción de la masa muscular magra. Es provocada por una combinación de inactividad física, envejecimiento y mala alimentación, y se presenta con inflamación de bajo grado, resistencia a la insulina y cambios en la producción de hormonas.
El Dr. David Heber, investigador y experto en nutrición de Herbalife, explica a continuación 3 recomendaciones importantes para mejorar la composición corporal y reducir la grasa visceral:
- Ejercicios de fuerza: Incluye entrenamientos regulares de resistencia, con el uso de pesas libres, máquinas de pesas, entre otras alternativas.
- Dieta rica en nutrientes: Consume una variedad de frutas, verduras, granos enteros, proteína magra (soya, carne magra, aves, huevos, nueces, semillas), compuestos bioactivos (té verde) y ácidos grasos omega 3 saludables (aceite de pescado, aceite de krill).
- Limitar el consumo de calorías “vacías”, es decir aquellas provenientes de alimentos que aportan energía, pero tienen poco o ningún valor nutricional. Estos alimentos suelen ser altos en calorías, azúcares añadidos y grasas saturadas, pero carecen de vitaminas, minerales y otros nutrientes esenciales para el cuerpo.
La conclusión es que un enfoque equilibrado, que incorpore una dieta saludable, descanso, hidratación y actividad física regular, tiene el potencial de apoyar una vida sana y activa.
Recuerda que, si no se controla esta afección se pueden debilitar los músculos, limitar la movilidad, aumentar la probabilidad de caídas y fracturas, reducir la calidad de vida, inhibir la independencia, y aumentar la probabilidad de enfermedades metabólicas (diabetes, síndrome metabólico) y cardiovasculares (hipertensión, ataque al corazón, derrame cerebral).