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15 de septiembre día mundial del Linfoma

La Sociedad de Lucha Contra el Cáncer del Ecuador, Solca matriz Guayaquil, conmemora este 15 de septiembre el Día mundial del Linfoma informando a su comunidad los aspectos básicos de esta enfermedad y la importancia de un diagnóstico correcto.

El linfoma es un tipo de cáncer que se desarrolla cuando se produce un fallo en la forma de actuar de los linfocitos (células blancas de la sangre que ayudan a luchar contra infecciones). Este fallo provoca la creación de una célula anormal que se convierte en cancerosa. Al igual que el resto de linfocitos, los linfocitos cancerígenos pueden crecer en muchas partes del cuerpo, incluyendo nódulos linfáticos, médula ósea, sangre, órganos diversos, etc.

La Dra. Katherine García Matamoros, Oncóloga Clínica de Solca Guayaquil, explica que hay dos tipos de Linfoma: Linfoma de Hodgkin y Linfoma no Hodgkin. El primero tiene una alta tasa de curación mientras que el pronóstico del segundo depende mucho del subtipo específico. El signo más común del linfoma es agrandamiento (inflamación) de uno o más ganglios linfáticos. El ganglio linfático inflamado puede estar en el cuello, parte superior del pecho, axila, abdomen o ingle y suele ser indoloro. Además existen otros signos como tos y dificultad para respirar, fiebre, sudoración nocturna, cansancio, disminución de peso, picazón en la piel.

“Tener el diagnóstico correcto cuando se trata de linfoma es importante para realizar el tratamiento adecuado, el médico le indicará que se haga una biopsia de uno de los ganglios inflamados y posteriormente al confirmar el diagnóstico le hará otras pruebas para estadificar la enfermedad, es decir, para determinar cuánto se ha extendido.” Explicó la Dra. García.

Las pruebas para determinar la extensión pueden incluir exámenes de sangre, estudio de médula ósea para buscar células de linfoma en la médula, pruebas de detección por imágenes: Tomografía computarizada o tomografía por emisión de positrones (PET scan), este último es el estudio ideal para la mayoría de los linfomas.

Tratamientos:

El tratamiento más común para linfoma es la quimioterapia o la quimio-inmunoterapia con una combinación de fármacos que se administran en forma de sueros usados para destruir las células cancerosas.

Se puede asociar también radioterapia la cual utiliza rayos de alta energía dirigidos a las células del linfoma, mientras que las demás partes del cuerpo se protegen para reducir los daños a las células sanas. Se administra sólo a las áreas del cuerpo afectadas por el linfoma.

En cuanto al trasplante de células madre, existen varios factores para determinar si el paciente lo necesita. Estos factores son: tipo de linfoma, etapa de la enfermedad, otros tratamientos y capacidad física para recibir el trasplante. Aunque un trasplante de células madre no es una opción para todos los pacientes, puede ser una adición importante en el plan de tratamiento para algunos guerreros.

Como recomendación se indica que si una persona presenta uno de los signos o síntomas que sugieran que pueda padecer linfoma, debe acudir al médico oncólogo (especialista en cáncer) para que le indique que exámenes y pruebas realizarse para confirmarlo.

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